Aunque Lucho Gatica, estos días en Madrid de nuevo, se empeñe en aquello de «reloj, no marques las horas»; estos, los relojes, no han hecho otra cosa que hacer de marcapasos de nuestras vidas, testigos mudos de que, siempre y al fin, amanece.
Inmóviles, falsamente detenidos, aunque con más consistencia que un reloj fláccido daliniano, los de estas dos revistas más parecen, y lo son, relojes joyas, que adornan más que informan. He encontrado en los kioscos estas dos lujosas publicaciones, todo color, casi todo publicidad, que hablan de relojes.
Cronos se titula una, Relojes, la otra. La primera es bimestral, tiene la redacción en Barcelona y la dirige Enrique G. Curt y va por el número 3. Cronos, aprovechando que está todavía reciente la celebración de la Feria Iberjoya, dedica buena parte de su contenido a los relojesjoyas, y cuyo muestreo dejará sin aliento a más de un lector: desde ese «Eterna» valorado en más de tres millones de pesetas hasta ese «Gucci», más modesto (es un decir) y más asequible, que no llega al cuarto de millón.
Apenas queda espacio, en esta ocasión, para dedicarlo a secciones habituales como la historia de las más célebres joyerías y relojerías españolas, como la red de establecimientos «Unión Suiza», protagonista del rincón recordatorio en este número. Relojes, que se subtitula poéticamente «Todo sobre las máquinas del tiempo», se hace en Madrid, la dirige Hipólito Navarro Rodríguez, es bimensual también y acaba de aparecer el número 4.
Es más técnica que la anterior, aunque no descuide, desde luego, el escaparate. Tiene más secciones, como la inevitable «Famosos del reloj» y publica, en este número, un reportaje sobre el reloj de bolsillo desde sus orígenes.
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