Al igual que el narcotraficante a quien da vida en Empire, su última película, John Leguizamo creció en Queens, un gueto hispano neoyorquino. «Pero mi barrio no era tan duro como el sur del Bronx, donde rodamos». Dice Leguizamo: «De día, mientras filmábamos, los niños iban al colegio. Apenas se ponía el sol, sacaban las pistolas y empezaban la peleas. Parecía el salvaje Oeste. Los camellos nos decían que nos fuéramos, atraíamos a la polícía y les estropeábamos el negocio».
Además de Peter Sarsgaard, Denise Richards, Sonia Braga, Isabella Rossellini y el rapero Fats Joe, entre los protagonistas de Empire -que se estrena hoy- no faltan antiguos vecinos de Leguizamo.«Para los papeles secundarios escogí a muchos amigos de mi barrio.A otros, para documentarme acerca del personaje, los visité en la cárcel. Les es muy difícil dedicarse a otra cosa que no sea la delincuencia porque nunca podrán ir a Harvard. Al final, las corporaciones son peores y más corruptas que ellos».
Franc Reyes, el director de Empire, emplaza en esta ocasión por primera vez su cámara gracias a la confianza depositada en él por Leguizamo, su productor. «Mi actividad como productor me ayuda a sacar adelante las películas que quiero interpretar con la calidad que a mí me gusta. Soy un perfeccionista».
Además de esos deseos de perfección, Leguizamo ha producido Empire -cuyo título alude al nombre con el que se conoce la heroína que vende su protagonista- guiado por otros motivos. «Hasta ahora, las únicas películas sobre las mafias hispanas que existen estaban protagonizadas por Al Pacino, que es de origen italiano», explica el actor.
Ahora bien, que nadie se llame a engaño: «No hemos querido mitificar este mundo. Todo lo contrario, Empire pretende ser una advertencia para que los jóvenes de los guetos no caigan en él y se echen a perder. Hay otras salidas para los hispanos, además de la delincuencia.Empieza, por poner un ejemplo, a haber una burguesía hispana en Estados Unidos».
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