Es el nuevo soltero de oro de Hollywood. Hombres y mujeres le adoran, y lo sabe. Pero le da vergüenza. Guapo y atractivo, simpático y divertido, George Clooney casi se sonroja cuando le toca responder sobre su galantería. «Me da vergüenza, digas lo que digas siempre pareces idiota». Y así, el actor de moda dice que la belleza puede llegar a ser «un insulto a tu intelecto o a tu talento». Ya ha encontrado una solución, dice: «Bebo la mayor parte de las veces para estar bien y no agobiarme».
Y es que el que fuera motor de audiencia de la serie Urgencias no puede evitarlo. George Clooney es guapo, por mucho reparo que le dé. Y así lo comprobó de nuevo a su paso por Barcelona, donde un acto restringido a pocos se convirtió en una reunión de decenas de señoras y señoritas deseosas de verle de cerca. Pero esgrime cierta modestia y dice que, para saber lo que se siente siendo el galán de moda, mejor «que se lo pregunten a Mel Gibson, que es una estrella, yo sólo voy a trabajar».
Clooney, como buen galán, es simpático. Va de broma en broma, hace muecas, ríe y gesticula como si tuviera que entretener al personal. Sus gestos le llevan a parecerse a Cary Grant en plena comedia, su elegancia hace el resto.
Y por si quedara alguna duda, el actor dejó prueba de su atractivo en la presentación de su nueva película, La tormenta perfecta, un éxito de taquilla en Estados Unidos. Pasó como un rayo por Barcelona, visto y no visto, aunque tuvo tiempo de disertar sobre su profesión, sus preferencias profesionales y su fama de galán.
Aunque cada vez más frecuente, no es habitual que una estrella del celuloide americano recale en la Ciudad Condal para presentar su película, así que el acto en el hotel Arts, en el que se presentó La tormenta perfecta, reunió a un centenar de periodistas y cientos de curiosos (curiosas) se amontonaron para ver de cerca al rebelde Clooney.
Después de posar ante un grupo de innumerables fotógrafos, el actor se dirigió a la Gran Vía barcelonesa para el estreno no oficial de su película (oficialmente se estrena en España el día 18). Porque, aunque fugaz (hoy Clooney debía volar a Francia), la visita dio sus frutos. Se fue a cenar, decían ayer que a uno de los más prestigiosos restaurantes de la ciudad, el Botafumeiro, y después estaba prevista su presencia en la fiesta del filme. Si llegó a ir o no al Castillo de Montjuïc en el que se preparó el festejo, es algo que al cierre de esta edición todavía era desconocido.
Con traje gris y camiseta negra, Clooney, que ha desterrado la perilla que luce en la película, llegó acompañado del director del filme, Wolfgang Petersen, y del coprotagonista, Mark Wahlberg, quienes también tuvieron tiempo para disertar sobre La tormenta perfecta, la fiel competencia de otro taquillazo, El patriota de Mel Gibson.
El actor hizo gala de su buen humor y mejor simpatía para resolver el enigma de su último gran éxito, basado en una historia real. «Es una película hecha al viejo estilo de Hollywood, primero muestra a los personajes y después de una hora de filme los ves reaccionar, es lo que me entusiasmó de este proyecto», señaló Clooney; «además, Mel Gibson rechazó el papel porque estaba ocupado, y yo intento coger todo lo que Mel Gibson deja».
La tormenta perfecta está basada en hechos reales, por lo que los actores pasaron mucho tiempo con quienes vivieron la historia. «Para hacer esta película estuvimos muy cerca de los protagonistas reales», contó el actor, «es una gran responsabilidad, sobre todo porque es muy cercana en el tiempo, no es como Titanic, este hecho tuvo lugar en 1991». Y recordó: «Los hijos del protagonista, su ex mujer, están vivos, no puedes cambiar las cosas para hacer una historia más fácil». Pero reconoció: «Tiene sus ventajas porque no es una historia sobre gente conocida, nuestro trabajo era pasar el tiempo con las familias».
La película es un monumental despliegue de efectos especiales de Industrial Light & Music, la empresa de George Lucas. «Es mucho más fácil así», señaló sobre los efectos del filme, «sin las tormentas no lo hubiéramos podido hacer, sólo había que reaccionar». Y agregó: «No me importa que el protagonista real sea el mar, la ola es la estrella».
Y es que Clooney no va de estrella. Dice que escoge los papeles minuciosamente y que la fama es secundaria. Afirma el actor: «Desde Batman y Robin decidí hacer sólo proyectos que yo iría a ver. Quiero sentirme orgulloso de mi trabajo, porque así, si tengo que hacer publicidad de la película, no tengo que buscar otras cosas de las que hablar». Quizás por eso ya tiene su propia productora, Maysville, con la que prepara su nuevo film, el remake de Ocean s eleven (La pandilla de los once), en la que participarán, entre otros, Brad Pitt, Julia Roberts y Mark Wahlberg.
Desde sus comienzos en la serie Urgencias, la carrera de Clooney se ha desarrollado más en cine que en televisión. Aunque no reniega de sus inicios, quiere dejar claro que su trabajo está en el cine. «En EEUU, el 75% de las estrellas del cine salen de la televisión», indicó, «pero Urgencias no es sólo una serie, es el mayor éxito que ha habido nunca». Clooney se quejó de que siempre le pregunten por la televisión, «siempre que me han hecho esta pregunta yo estaba trabajando en alguna película, es como llevar un sambenito colgado».
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