«Una voz joven para Nápoles». Así se titulaba el primer disco de aquella Marisol a la italiana de apellido «ilustre»: Alessandra Mussolini. Trece años después, la nieta del «duce» vuelve a enarbolar la bandera napolitana.
Ya no le interesa la canción; ahora sueña con seguir los pasos de su abuelo. Alessandra se presentará a las próximas elecciones de abril por el ultraderechista Movimiento Social Italiano (MSI), defendiendo las ideas en las que siempre creyó su abuelo, dispuesta a pasear con orgullo su sonoro apellido por el Parlamento.
El secretario provincial del MSI en Nápoles, Amedeo Laboccetta, confirmó ayer su candidatura en declaraciones a este periódico: «La inclusión de Alessandra Mussolini en nuestras listas es el justo reconocimiento, 50 años después, a un apellido que ha sido el sol de este país y del mundo entero».
La candidatura de Alessandra será hecha oficial esta misma semana. En una entrevista que publicaba el Corriere della Sera, la nieta del «duce» justificaba así su entrada en la política: «Es una idea que llevaba madurando desde hacía años; sólo esperaba el momento más oportuno. Me presento por el Movimiento Social porque es el partido más cercano a las f3ideas de mi abuelo». Sin f3embargo, hace diez años, Alessandra no quería ni oír hablar de Benito Mussolini.
Por aquel entonces su ídolo era de carne y hueso: su tía Sofía Loren. Con apenas nueve años, Alessandra se destapó como prometedora actriz en «Blanco, rojo y verde», de Alberto Lattuada. «Mi sueño es llegar a ser una gran actriz, como mi tía Sofía», declaraba la «nietísima», que ya en su adolescencia mostraba cierta predilección por la filosofía y, muy en particular, por las ideas de Nietzsche y el «superhombre». Con 18 años, Alessandra se convirtió en presentadora de uno de los programas estelares de la televisión italiana.
Por aquella época, aparecía ligera de ropa en las portadas de las revistas. Todo parecía ir sobre ruedas en su camino fulgurante hacia el estrellato, pero de pronto se hizo el silencio. Alessandra se retiró a estudiar Medicina y no se volvió a saber nada más de ella.
Así hasta que anunció su boda para el 28 de octubre de 1989, el mismo día en que, 67 años antes, los fascistas tomaron Roma. Por más que Alessandra insistió en que todo había sido una mera coincidencia, pocos la creyeron. Y mucho menos después de escuchar las sorprendentes declaraciones de la «nietísima» tras consumar su matrimonio: «Me gustaría tener dos hijos, un niño y una niña. Al niño quiero llamarle Benito». Estaba cantado.
La niña cantante, hija de un músico de jazz, hijo de un político de cuyo nombre nadie quería acordarse, se acercaba cada vez más a su abuelo. Dice ahora Alessandra: «Siento a mi abuelo muy cerca de mí. Es un vínculo del que siempre he estado orgullosa.
Hace algunos años, la palabra fascista estaba muy mal considerada. Ahora comienza a revalorizarse todo lo que el abuelo Benito hizo por Italia». Alessandra, de 28 años, no ha anticipado de momento el programa electoral de su partido ni ha revelado qué puesto ocupará en las listas.
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