El hijo de Nicolae Ceaucescu, «Nicu», de 39 años, fue detenido ayer en la localidad de Sibiu (zona centro del país) cuando intentaba retener a algunos rehenes paar lograr escapar, según la agencia de noticias germanooriental ADN.
«Nicu», cuya fama de «play-boy» es conocida por todo el pueblo rumano, apareció poco después de su detención ante las cámaras de televisión de Rumania.
El hijo del «Conducator», que mantuvo relaciones sentimentales con la famosa atleta Nadia Comaneci, huída hace un mes a los Estados Unidos, fue literalmente llevado ante las cámaras por miembros del «Frente Nacional por el Bien de la Patria». Vestido desaliñadamente con una cazadora verde, y con visibles muestras en la cara de haber sido golpeado, «Nicu», se mostró desconcertado ante las cámaras.
«Nicu», cuya fama de «play-boy» es conocida por todo el pueblo rumano, apareció poco después de su detención ante las cámaras de televisión de Rumania.
El hijo del «Conducator», que mantuvo relaciones sentimentales con la famosa atleta Nadia Comaneci, huída hace un mes a los Estados Unidos, fue literalmente llevado ante las cámaras por miembros del «Frente Nacional por el Bien de la Patria». Vestido desaliñadamente con una cazadora verde, y con visibles muestras en la cara de haber sido golpeado, «Nicu», se mostró desconcertado ante las cámaras.
Con la mirada perdida, el tercero en la línea dinástica del «clan» Ceaucescu, apenas farfulló unas palabras. El general Nicolae Militaru, que se ha puesto al frente de los soldados que luchan junto al pueblo, le sujetaba del brazo izquierdo. «Queremos que nos diga unas palabras» dijo uno de los miembros del «Frente». Inmediatamente cambió de opinión, y añadió que el «déspota ya ha hablado demasiado. Dejémosle estar».
«Es un prisionero. El pueblo lo juzgará por sus crímenes», agregó un segundo miembro del «Frente». «Nicu» dijo a sus captores antes de aparecer por televisión que había ordenado a los agentes de seguridad que no disparasen sobre la población civil. Los componentes afirmaron que tendrían que constatar esta afirmación. «Nicu», quien ocupaba altos cargos en el Partido Comunista, seguía a su madre en la línea sucesoria diseñada por el «Conducator». El paradero de sus padres se ha convertido en una auténtico misterio.
Tras protagonizar una espectacular huída en helicóptero desde el palacio presidencial, el diabólico matrimonio intentó coger una avión en el aeropuerto de Bucarest y volar hacia China. Frustrado el intento, y según numerosas y contradictorias informaciones llegadas de Bucarest, el dictador y su esposa siguieron huyendo hacia el norte en un Dacia rojo. Según distintas fuentes, cambiaron de coche a mitad del trayecto y llegaron hacia las cinco de la tarde a Tirgoviste (75 kilómetros al noroeste de Bucarest) en un Dacia negro (un coche similar a nuestro Seat 132). La pareja fue detenida en esta localidad, pero no se sabe en qué circunstancias, consiguieron volver a escapar.
A partir de esta supuesta detención, comenzaron a circular los rumores. Unos indican que Nicolae y Elena han conseguido salir del país, y otros, más descabellados, los sitúa en Tirgoviste, dirigiendo desde allí su vuelta al poder. A Ceaucescu le gustaba de manera especial esta ciudad, situada en el corazón de los Cárpatos rumanos. El dictador, que quería perpetuar su presencia, albergaba la esperanza de construir en Tirgoviste un monumento personal al estilo de las grandes pirámides egipcias. También proyectaba realizar una ciudad subterránea debajo de la ciudad.
La segunda hipótesis acerca de su paradero apunta a que en la actualidad se encuentra en los subterráneos, ya construidos, y que pronto volverá a hacerse con el poder. Rumanía estuvo sometida hasta ayer al «clan» Ceaucescu, cuyo jefe era Nicolae, el presidente. Su mujer, Elena, número dos del régimen, era la más odiada de la «pandilla».
La segunda hipótesis acerca de su paradero apunta a que en la actualidad se encuentra en los subterráneos, ya construidos, y que pronto volverá a hacerse con el poder. Rumanía estuvo sometida hasta ayer al «clan» Ceaucescu, cuyo jefe era Nicolae, el presidente. Su mujer, Elena, número dos del régimen, era la más odiada de la «pandilla».
Conocida como «la ingeniera analfabeta», Elena era calificada siempre en las informaciones de la prensa y la televisión de «ingeniera, doctora y académica», tras su nombre y apellido. Rumores muy compartidos aseguran que la antigua zapatera ascendió a la cúpula del poder de la ciencia burocratizada de Rumanía. Las embajadas rumanas en el mundo le precedían con los títulos de «doctora honoris causa», mientras que las imprentas del estado reproducían en miles de lujosos ejemplares su «Contribución a la Química de los Polímeros».
De apellido de soltera Petrescu, su familia y la de Ceaucescu copaban la cumbre política rumana. El hermano de Nicolae, Ilia, era jefe de ideología en las Fuerzas Armadas, y su hijo, ahora detenido, estba llamado a suceder a sus padres sólo en caso del fallecimiento de éstos.
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