Luca Di Montezemolo endurece el discurso al referirse a la tendencia actual en la Fórmula 1 de reducir los gastos para favorecer a los equipos más pequeños y marcando un techo presupuestario. Sobre todo porque es fácilmente violable.
"Estoy en contra de esto, no me gusta que me impongan ser menos competitivo, y si hay que reducir gastos, que no lo veo mal, hay que hacerlo a través del reglamento, no quitando personal o mandando auditores a ver cuánto me gasto o dejo de gastar", comentaba Montezemolo. "Porque es fácil hacer trampas de esa manera. Hay miles de formas de hacerlas en grandes compañías", subrayaba.
Montezemolo reconoció que ésta ha sido una de las principales causas por las que Ferrari ha abandonado la Asociación de equipos (FOTA), "ya que todas las reducciones tienen un límite y en algún momento hay que decir basta", señaló.
Ferrari no quiere renunciar al ADN clásico de la Fórmula 1. "Tiene que seguir siendo extrema, no se pueden diluir sus caracteríscas", brama Montezemolo dando un golpe a la mesa. "Como por ejemplo suprimiendo los test. Hasta para probar a los jóvenes vienen bien, no podemos aceptar más tiempo seguir sin test, porque es ridículo pensar que Federer no entrena para ser el mejor o que el Real Madrid o el Barcelona tampoco lo hacen".
Montezemolo siempre tensa la cuerda del futuro de la marca italiana en la competición cada vez que se toca el motor, se rebaja la cilindrada, se pierde la esencia de las carreras. "Yo no soy Ducati, ni Yamaha, no quiero cuatro cilindros, no compito contra ellos. El coste de un motor y la aerodinámica son las partidas más grandes en una escudería, ¿qué necesidad hay de volver a cambiarlo?, ¿por qué se vuelca tanto esta competición en la aerodinámica?", afirma voz en grito.
Es el mantra de Ferrari, en el que parece estar solo. "La aerodinámica no puede ser tan importante porque no importa en los coches de calle, invertimos en nada, en cosas que no significan nada en términos de desarrollo o investigación", concluye.
"Estoy en contra de esto, no me gusta que me impongan ser menos competitivo, y si hay que reducir gastos, que no lo veo mal, hay que hacerlo a través del reglamento, no quitando personal o mandando auditores a ver cuánto me gasto o dejo de gastar", comentaba Montezemolo. "Porque es fácil hacer trampas de esa manera. Hay miles de formas de hacerlas en grandes compañías", subrayaba.
Montezemolo reconoció que ésta ha sido una de las principales causas por las que Ferrari ha abandonado la Asociación de equipos (FOTA), "ya que todas las reducciones tienen un límite y en algún momento hay que decir basta", señaló.
Ferrari no quiere renunciar al ADN clásico de la Fórmula 1. "Tiene que seguir siendo extrema, no se pueden diluir sus caracteríscas", brama Montezemolo dando un golpe a la mesa. "Como por ejemplo suprimiendo los test. Hasta para probar a los jóvenes vienen bien, no podemos aceptar más tiempo seguir sin test, porque es ridículo pensar que Federer no entrena para ser el mejor o que el Real Madrid o el Barcelona tampoco lo hacen".
Montezemolo siempre tensa la cuerda del futuro de la marca italiana en la competición cada vez que se toca el motor, se rebaja la cilindrada, se pierde la esencia de las carreras. "Yo no soy Ducati, ni Yamaha, no quiero cuatro cilindros, no compito contra ellos. El coste de un motor y la aerodinámica son las partidas más grandes en una escudería, ¿qué necesidad hay de volver a cambiarlo?, ¿por qué se vuelca tanto esta competición en la aerodinámica?", afirma voz en grito.
Es el mantra de Ferrari, en el que parece estar solo. "La aerodinámica no puede ser tan importante porque no importa en los coches de calle, invertimos en nada, en cosas que no significan nada en términos de desarrollo o investigación", concluye.
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