Mimosín es una mariconada

La mascota de la selección española de fútbol, ese osito de peluche de expresión seráfica y suavizante llamado Mimosín, lo tiene crudo. A todo el mundo le parece una mariquitada indigna de la furia nacional. Pobrecito mío. Artículos burlones, chistes sarcásticos, coplillas soeces y "Caricaturas liberaches han empezado a martirizarlo. No hay derecho. Y es que ya estamos como siempre, emperrados en hacer de la vida una Legión, en entender la patria, la política, la empresa, el arte, y no digamos el balompié, como sucursales del Tercio. 

Así que aparece Mimosín, tan bibelot y tan algodonoso, tan pequeño, peludo, suave (y encima ni siquiera es un burro), tan butragueño en definitiva, y el país entero empieza a chotearse de la ocurrencia. Vergüenza debería darnos. Entre otras cosas, porque aquí, como dice mi amiga la Susi con un experto parpadeo betibup, cuando nos rebulle el ego, el interés o la concupiscencia, hasta el tejero más atila, el cura más merino y el jabato más aznar caen en todos los dengues y mimos que hagan falta. 

Al Real Madrid, para ser perfecto (y ahora lo es, por más que rabien los desvariados) sólo le faltaba ese punto de villanía que han importado Hugo Sánchez y Ruggieri. Pues a la selección le pasa algo parecido, pero al revés: enquistada en la gesta marcelina, obcecada por la furia y la bastedad, hace siglos que no se come una rosca y pedía a gritos un toque de dulzura y de candor. 

Menos mal que han dado con Mimosín. Con esa mascota, campeones, ya lo verán. Y que aprendan otros, dice la Susi, que con tanto mimo se pone marikempis. Que aprendan todos en este país de tracas y tentetiesos, de orissones y torquemadas, de viriatos que atacan siempre como venados, aunque salgan del sanquintín con el alma tuerta y la entrepierna millanastray. 

Que pongan un Mimosín en su correaje los legionarios de Melilla, que lo pongan en su lengua los disidentes y disconformes, en su dedo los arrogantes con mayoría solvente, en su pluma la prensa canallesca. 

Que todos en este país aprendamos de nuestra escuadra 'balompédica y pongamos un poco de zureo en la zuriza, arrullo en la crispación, diálogo en el guirigay, delicado bambú en medio de la jungla. Pongamos un Mimosín en nuestras vidas. La Susi, toda maripanda, se ofrece de Mimosín oficial para la selección Sub21. 

La Susi está segura de los resultados, pero habrá que verlo. Porque la selección absoluta perdió con Austria, y la Sub21 con Italia, en ambos casos con Mimosín incluido. ¿Y si las cosas siguen así? ¿Y si ese osezno tan sedoso y glasé no puede impedir que nuestro fútbol se precipite en el ridículo? ¿Y si a pesar de tanto mimo, tanto arrullo, tanto bambú y tanta gaita nuestros arrogantes siguen mandoneando como les sale del chilindrón? Ay, dice la Susi, en ese caso qué quieres que te diga: a mí la legión, a por ellos que son pocos y cobardes, y déjate de mariconadas.

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