Las joyas de las celebrities

Además del esfuerzo, la dedicación y las muchas horas de trabajo, Mónica reconoce el gran empuje que supuso el día en que recibieron una inesperada llamada, la de la secretaria de Claudia Schiffer. "Nos dijo que Claudia quería comprar varias piezas y que si se las podíamos mandar directamente a ella. Se compró un montón de cosas", señala. "¿Las pagó o al final usted se las regaló?", pregunto. "Se las cobramos, sí, claro. Nos pidió un descuento, pero las pagó", aclara. La modelo alemana lució la joyas de Vinader en multitud de ocasiones, "llevando a los niños al cole, en un acto de la fashion week junto a la mujer de David Cameron, de paseo... Tengo más de 50 fotos de ella donde lleva mis joyas. La marca creció mucho gracias a eso", asegura la joyera.

La top germana no fue la primera en lucir los diseños de la española. La actriz Cameron Diaz y Keira Knightley se le adelantaron. "Yo no puedo pagar a una celebrity para que lleve mis joyas como hacen las grandes marcas, por eso trato de mantener con ellas, con pocas, una relación más íntima y cercana. Les regalamos algunas piezas que ellas eligen, yo les escribo notas personales de agradecimiento..., y nos está funcionando muy bien", sostiene.

Una de sus mejores clientas, "y amiga de la marca", es la exduquesa de York, Sarah Ferguson. "Nos llamó su secretaria porque había tenido un problema con la tarjeta al hacer un pedido. Al hacer el segundo, nos pidió un descuento, y compró un montón de piezas. Después vimos a su hija, la princesa Eugenia, luciendo las pulseras durante las celebraciones por los 60 años de la reina en el trono", afirma. "¿De verdad piden descuentos personas como Claudia Schiffer o Sarah Ferguson?", pregunto. "Para ellas es un hábito pedirlos, saben que los pueden conseguir. Ten en cuenta que siempre van vestidas de grandes firmas, y si les rebajan entre el 20% y el 40% en todo, pues al final es un ahorro. Nosotros nunca hacemos más del 20% de descuento", apunta.

Celebrities aparte, las clientas de Mónica son "mayores, jóvenes, clásicas, modernas..., y a todas les cuadra la marca" que, según la diseñadora, se ha posicionado entre la alta joyería y la bisutería: "Hago piezas de calidad, todas de plata maciza, y las doradas tienen un baño de vermeil, un chapado de 24 quilates. Trabajo la plata porque quiero una colección accesible. La mayoría de mis diseños están por debajo de los 200 euros, pequeños caprichos para llevar todo el día, que igual puedes combinar con un vestido para una fiesta que con un look más de calle".

Tras abrir tienda en Madrid, San Sebastián y Londres, Mónica mira ahora hacia el mercado asiático. Allí, en la India, están la mayoría de las fábricas donde se da forma a las piezas que ella misma diseña: "Los prototipos originales los hacemos aquí artesanalmente. Les damos forma, el martilleado, rectificamos, buscamos el peso exacto... En total, desde que esbozo una pieza en papel hasta que la colección está en el mercado pasan unos siete meses". Sea por su diseño, por el precio o por el buen escaparate que supone la piel de las celebridades, el caso es que el éxito de la española, que prepara ya la colección de 2018 reluce como el de sus joyas.

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