Los vídeos del twiter suelen ser pornos

¿Recuerdan el comienzo de Internet? Parecía como si la industria del porno hubiera estado esperando agazapada a que llegara ese momento, a que se inventara la Red para saltar a degüello desde las pantallas de los ordenadores. En muy poco tiempo la Web se llenó de fotografías pornográficas. En esa primera infancia todavía no era capaz de manejar el vídeo. Funcionábamos con módems de 54 k, así que apenas si se podía cargar una página que tuviera alguna fotografía de calidad. Circulaban tantas fotos porno que la pornografía se convirtió en el problema número uno. ¿Cómo se podía dejar que los niños navegaran solos expuestos a esa amenaza?

Con el paso del tiempo y la llegada de la banda ancha y las tarifas planas, llegó el vídeo. Primero con cierta timidez y ahora «por un tubo». Y ¿qué industria fue de las primeras en colocarse en la parrilla de salida del vídeo? Efectivamente, la del porno. También es verdad que la competencia de Internet le ha hecho mucho daño y continúa en fase de reconversión, pero los vídeos con contenido pornográfico proliferan en en ciberespacio.

Con esos antecedentes, era lógico que sucediera lo mismo a cualquiera que abriera un canal sin instalar una cerradura de seguridad. Y es lo que ha ocurrido con Vine, la herramienta de microvídeos que compró Twitter el otoño pasado. Los vídeos que se suben con esta aplicación, al igual que los textos en Twitter, tienen una limitación: no pueden exceder los seis segundos. ¿Y qué se le ha ocurrido grabar a mucha gente?... Sí, efectivamente: porno o similar.

Y eso les puede generar un problema, porque siguiendo la estela de Twitter, Vine no establece censuras. Cada uno puede grabar lo que quiera. Eso sí, después se etiqueta y se le puede poner un llamativo NSFW -en inglés, No Safe For Work y, en castellano, no apto para el trabajo-. Aunque el efecto, a veces, es el contrario al buscado: llama la atención y es el más visto. Es lo que ocurrió con una pieza que «por error» seleccionó el editor de turno de Vine hace un par de días. Le dio su editor's pick a un vídeo porno. Y se montó el follón. El problema añadido es que de momento la aplicación Vine sólo está en la App Store y la política de Apple con respecto a la pornografía es absolutamente restrictiva. Si la compañía del iPhone decide retirarla de su tienda, Vine habrá vivido un éxito muy efímero, aunque problablemente regrese.

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