Simyo denuncia a Telefónica por no querer abrir su red de fibra

La competencia por cada cliente en el mercado de telecomunicaciones hace que sus principales operadores solo sean capaces de actuar bajo una paz regulada. 

Y esa paz se ha roto. De la guerra del móvil que propició el año pasado un descenso del 8% en los ingresos del mercado, los operadores pueden pasar en semanas a una guerra de regulación.

Ninguno de los grandes quiere quedarse al margen del negocio de la fibra óptica, donde Telefónica domina ya el 97% de un mercado en el que quien le hace una instalación al cliente elimina prácticamente a la competencia. 

Por eso hay inversiones superiores a 2.000 millones de euros en juego. Y por eso Orange no quiere esperar. Jean Marc Vignolles, su consejero delegado, adelanta que si Telefónica se sigue negando a permitir la coinversión en su despliegue pedirá que el regulador lo haga a la fuerza antes de que acabe el mes.

Pregunta.- ¿Qué ha desatado esta carrera por conectar millones de hogares a la fibra óptica?

Respuesta.- El futuro pasa por la fibra óptica. No sólo como la tecnología que se impondrá entre los usuarios para conectarse desde sus casas, sino también para los propios operadores como una manera de ahorrar costes de alquiler de red. Quien ha desatado la carrera es Telefónica con su despliegue propio y la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT) al permitirle ofertas irreplicables para la competencia.

P.- Pero la CMT ya desestimó una primera denuncia en este sentido.

R.- Lo único cierto es que queremos invertir en el despliegue de fibra óptica para competir y ya desde esta próxima semana lanzaremos nuestras ofertas. Esto será sí o sí. El cuello de botella de todo el despliegue de una nueva red está en las verticales -el acceso a cada hogar- por las molestias que genera y la autorización de las comunidades de vecinos. Por eso se debe abrir con un acuerdo entre operadores que, además, es una obligación regulatoria.

P.- Telefónica ya ha llegado a un acuerdo en este sentido con Jazztel

R.- Y nosotros llevamos más de nueve meses intentando lo mismo, sin alcanzarlo. No queremos acceso gratis, queremos coinvertir. Las negociaciones que hemos mantenido son confidenciales y lo respeto. Pero en el acuerdo de Telefónica y Jazztel hay condiciones que nos parecen poco aceptables, como la exigencia de una simetría en el despliegue para tener acceso a verticales.

P.- ¿Entonces?

R.- No podemos esperar más. Si no logramos un acuerdo con Telefónica en cuanto acceso a verticales en las próximas semanas pediremos la intervención de la CMT antes de que termine abril. Incluso pediremos que, cautelarmente, nos dé acceso a la red de Telefonica mientras se negocian las condiciones. Sin embargo, un consenso entre todos los operadores es más conveniente porque acelerará el despliegue, lo ampliará y beneficiará a los clientes al evitarles molestias y garantizar que dispondrán de distintas ofertas.

P.- ¿Qué opina sobre el papel de la CMT en su transición hacia el regulador proyectado por el Gobierno?

R.- Estamos preocupados y así se lo hemos trasladado al Ministerio de Industria. El proceso de integración en el regulador único está siendo lento y no favorece a órganos como la CMT en decisiones de gran calado. Pero, independientemente del esquema, el órgano regulador debe ser especializado, ágil y estable.

P.- Con una situación económica como la actual, lanzarse a una carrera para invertir cientos de millones de euros en una nueva infraestructura parece muy arriesgado. ¿Cómo ve la situación del mercado en España?

R.- Las perspectivas son grises. Mientras el empleo no se recupere, es difícil que que el consumo se recupere. Para adaptarnos a la tendencia del bajo coste hemos resucitado segundas marcas como Amena o comprado otras como Simyo, con 400.000 clientes. En el otro extremo, están las ofertas convergentes, que agrupan servicios de teléfono fijo, internet, móvil... En ambos casos, lo que todos los clientes buscan sin excepción es ahorrar en la factura.

P.- ¿Consiguen capear la crisis?

P.- En 2012 ingresamos 4.000 millones de euros y crecimos en un entorno en el que el mercado ha perdido un 8%. Fue un año muy bueno al ganar, por ejemplo, 480.000 clientes netos de móvil y 130.000 en ADSL y poder invertir más.

P.- ¿Seguirán 'regalando' móviles? Telefónica y Vodafone retiraron las subvenciones indicando que son «insostenibles».

R.- A nosotros nos salen las cuentas. No comparto el talibanismo contra las subvenciones. Lo que hay que hacer es una política comercial que responda a las necesidades de los clientes: ofrecer los teléfonos subvencionados a quién busca este tipo de ofertas y acepta un compromiso de permanencia.

P.- ¿Pero es sostenible la competencia basada en servicios a cero euros y precios cada vez más bajos?

R.- El entorno actual lo exige. Eso sí, el negocio debe generar suficientes ingresos como para que los operadores con infraestructuras podamos seguir manteniéndolas. Los precios mayoristas -alquileres que pagan los operadores de bajo coste a los que tienen red- han permitido una gran competencia en el mercado móvil pero en el fijo su comportamiento al alza amenaza a los operadores alternativos.

P.- También tienen previsto desplegar su red 4G para los nuevos servicios de internet en el móvil.

R.- No esperaremos al dividendo digital y la liberación de frecuencias para ofrecer estos servicios a partir del tercer trimestre. Pero eso no es motivo para que el Gobierno no adelante la disponibilidad de esas frecuencias, como prometió, lo que es una excelente iniciativa. Tenemos 4G ya en pilotos de prueba y nos consta una gran satisfacción de los usuarios intensivos de datos. La red ya está preparada gracias a las inversiones de 500 millones de euros que están casi terminadas.

P.- Y ¿está de acuerdo con Telefónica y Vodafone en que Google debe pagar por utilizar su infraestructura?

R.- Internet tiene unos desequilibrios insostenibles. Google se beneficia de un entorno regulatorio y fiscal excepcional y hay que resolverlo. Por supuesto que nos aportan tráfico. Pero esto no es un tema de enfrentamientos, sino de alcanzar un acuerdo comercial. Si no se hace,, Internet no será sostenible.

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